29/05/2020
Publicado en
Diario de Navarra
Enrique Baquero Martin |
Profesor de Zoología y Ecología, Universidad de Navarra
os ecosistemas son como un reloj de cuco, están llenos de piezas. Pero dejaremos la comparación para el final.
El 22 de mayo es el Día Internacional de la Diversidad Biológica (Diversidad Biológica es el término científico y Biodiversidad es el que utilizamos en el contexto político‑social). Su lema este año es “Our solutions are in nature” (Nuestras soluciones están en la naturaleza), dejando claro que el escenario actual necesita de soluciones porque tenemos muchos problemas, pero con un lenguaje proactivo que mira al futuro con esperanza. Esos problemas –muchas veces– vienen de la mano del progreso tecnológico, de la necesidad de enormes cantidades de energía y recursos que impactan en el medio que compartimos con otras muchas especies. En el lema también se puede apreciar la importancia de trabajar juntos, todas las regiones, pues nuestro “sistema” ya no tiene fronteras.
Cada vez es más frecuente encontrar el término Biodiversidad en la prensa, en los medios de comunicación e incluso en las conversaciones de los ciudadanos. Sería deseable que estuviera más presente en los currículos de escuelas e institutos, constituyendo parte esencial de los objetivos de la Educación Ambiental, contexto clave para el deseado crecimiento sostenible. Los científicos necesitamos transmitir a los ciudadanos algunos conceptos clave y para conseguirlo necesitamos una mejor comunicación. Es imprescindible que los seres humanos seamos conscientes que la actividad humana está acelerando la desaparición de especies, ahora mismo a un ritmo 1000 veces mayor que en cualquier otro momento de la historia humana registrada; que de los ocho millones de especies del planeta,un millón está en peligro, en los océanos y en tierra, en bosques, montañas y praderas. Es importante que las personas conozcan el significado del término Ecosistema (“sistema biológico constituido por una comunidad de seres vivos y el medio natural en que viven”) porque permite entender que el ser humano es parte de la naturaleza.
Nuestro reto es conocer para proteger, y comportarse como el resto de sus componentes por el mantenimiento del medio. Volver a formar parte de esa naturaleza, utilizar los avances tecnológicos –y sociales– para contribuir al mantenimiento de los Ecosistemas, no solo esquilmarlos en busca de agua, alimentos, medicinas, abrigo, combustible y energía, o minerales para construir maravillosas “maquinitas”. Es importante que cada uno de los habitantes del planeta conozca la importancia del suelo, que no es solo eso que pisamos con nuestros zapatos (el que los tiene), sino que representa la base de la vida en los ecosistemas naturales y también en los artificiales que construimos para producir alimentos; que almacena agua y CO2, y nutrientes formando parte de un ciclo esencial para la vida. Si no lo conocemos, y no le damos la importancia que tiene, lo perdemos desarrollando agricultura industrial que lo convierte en polvo sin vida, dejamos que se erosione cuando le quitamos su cobertura natural de bosque tropical, o simplemente lo enterramos bajo toneladas de asfalto y cemento.
La palabra Ecología (“parte de la Biología que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con el medio en el que viven”) comienza de la misma forma que Economía (“ciencia que estudia los recursos, riqueza; producción, distribución y consumo de bienes y servicios, para satisfacer las necesidades humanas”). No es una casualidad, ambas consideran un sistema, y se basan en el concepto de “valor”. La prosperidad económica se sustenta en la Biodiversidad, y puede demostrarse con números. Los principales sectores económicos dependen de la naturaleza: construcción, agricultura y alimentación. Por otra parte, el 70 % de la población con pocos recursos depende de la naturaleza para subsistir a través de la agricultura, la silvicultura o la pesca.
En el contexto actual cualquier texto incluye al SARS-CoV-2 (Covid-19). La situación que vivimos a nivel global también tiene que ver con la Biodiversidad, pues las Zoonosis (“enfermedad infecciosa que se transmite de forma natural de los animales –en su mayoría vertebrados– al ser humano, y viceversa”) son mucho menos frecuentes en ecosistemas saludables, en equilibrio, con todas sus piezas.
Los relojes de cuco funcionan únicamente si no les falta ninguna pieza: las decenas de ruedas dentadas que se intercambian la energía, el peso y su cadena que utilizan la gravedad para dar vida al conjunto, las manecillas que informan, el “cuco” que aporta su colorido y sonido cada hora, incluso con la persona enfrente, recibiendo la información sobre el paso del tiempo. Pues bien, un ecosistema, con sus piezas biodiversas, es como ese reloj. Si falta una pieza todo el sistema se resiente, y se para. Mantengamos en marcha el reloj.