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“La vacunación es un acto de solidaridad: mientras haya población que no esté protegida, habrá un nicho donde el virus podrá infectar”

Pablo Sarobe, investigador del Cima Universidad de Navarra, es optimista ante los anuncios de Pfizer, Moderna y Janssen: “Han superado los mismos requisitos de seguridad y eficacia que otras vacunas”

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FOTO: Manuel Castells
19/11/20 10:00 María Salanova

El investigador del Cima Universidad de Navarra Pablo Sarobe se muestra optimista ante los anuncios de efectividad de las vacunas de Pfizer, Moderna y Janssen. “Se trata de vacunas innovadoras, con tecnología similar. Por los datos publicados, que en breve deberíamos ver confirmados en revistas científicas, tienen una buena actividad inmunológica”, señala. El científico ha participado en una conferencia sobre “Vacunas COVID19: presente y futuro”, enmarcada en las actividades de la Semana de la Ciencia organizadas por el Museo de Ciencias Universidad de Navarra.

Sobre las reticencias de parte de la población a administrárselas, asegura que “la vacunación es un acto de solidaridad y lo ideal es que existiera una conciencia general de su necesidad y de los beneficios que aporta a toda la sociedad”. Frente al caso de los fármacos tradicionales, donde el principal afectado es el que recibe el tratamiento, “en la vacunación el beneficio es global”, indica el experto. “De hecho -afirma-, hay personas a las que les gustaría vacunarse, pero por factores como la edad u otras enfermedades concomitantes, esta medida no es tan eficaz, y la mejor manera de protegerlos es proteger a la sociedad en su conjunto”.

El investigador del Programa de Inmunología e Inmunoterapia del Cima añade: “En primavera todo el mundo estaba muy orgulloso de la solidaridad que suponía quedarse en casa por el bien de todos. Pues bien, la vacunación sería lo mismo a partir de ahora”.

Ante la afirmación de Ugur Sahin, creador de la vacuna de Pfizer, sobre la posible recuperación de una “vida normal” a mediados de 2021, confirma que si la eficacia de la vacuna y la tasa de vacunación son lo suficientemente elevadas para alcanzar la inmunidad de grupo, estaríamos protegidos. “Pero mientras exista un porcentaje de la población que no esté protegido por la vacuna, ahí siempre habrá un nicho donde el virus podrá infectar y diseminarse”, subraya. 

Efectos secundarios similares a los de otras vacunas

Al preguntarle si él se vacunaría, el científico no duda: “No tengo por qué ser reticente a ponerme una vacuna que ha sido aprobada tras superar las diferentes fases y con los datos de eficacia que se están haciendo públicos”. A su juicio, la desconfianza de la gente podría deberse a la falta de conocimiento sobre los procesos de aprobación: “Aunque haya salido en tan poco tiempo, la vacuna ha superado los mismos requisitos de seguridad y eficacia que cualquier otra, y ha sido aprobada por los comités correspondientes”.

Esta aprobación supone que ha demostrado unos niveles de seguridad y que los efectos secundarios generados en las miles de personas que han participado en los ensayos clínicos previos están dentro de lo aceptable, explica el experto. Hasta el momento, los efectos secundarios notificados en los ensayos de Pfizer, Moderna y Janssen concuerdan con lo que habitualmente se observa en otras vacunas. “Son signos como enrojecimiento e inflamación de la zona de inyección, algún proceso febril más o menos leve, etc., que en la mayoría de los casos son de muy corta duración”.

Asimismo, subraya que estas vacunas pueden ser las primeras, pero no serán las únicas, puesto que existen otras que también han mostrado resultados prometedores: “Desde el punto de vista de la eficacia, no tienen por qué ser las mejores y también hay cuestiones prácticas, como la estabilidad del producto y los requisitos de almacenamiento y distribución, que podrían hacer más adecuadas unas vacunas que otras”, afirma.

De hecho, en la Universidad de Navarra el equipo de Pablo Sarobe investiga en una de ellas. “Nuestra vacuna está basada en la administración de fragmentos de zonas muy concretas del virus, lo que requiere la identificación de esas zonas y qué propiedades inmunitarias tienen. Esto hace que el proceso sea más lento que las vacunas basadas en virus o proteínas completas”. Hasta el momento han identificado algunas de esas zonas y están caracterizando el efecto de la administración en modelos animales. “Alcanzado este objetivo la idea es diseñar una vacuna con las mejores propiedades de eficacia y seguridad”, termina.

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