Opinión
Artículos de opinión firmados por los investigadores del Instituto BIOMA y de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra.
26/03/2021
Publicado en
Diario de Avisos y La Opinión de Tenerife
Luis Herrera |
Catedrático emérito de Biología Ambiental de la Universidad de Navarra
El próximo 25 de marzo se cumplen cuarenta años de la creación de Parque Nacional de Garajonay en la Isla de La Gomera, aprobado por Ley 3/1981. El Parque, con una superficie de unas cuatro mil hectáreas de titularidad pública, supera el 10% de la superficie de la Isla. Posteriormente, la UNESCO lo incluyó en 1986, en la relación de bienes naturales que forman parte del Patrimonio de la Humanidad. El Garajonay es además el espacio más emblemático de la Isla de La Gomera que fue declarada en 2012 Reserva de la Biosfera.
El Parque linda con otros espacios protegidos como el Monumento natural de Roque Blanco al norte; el Parque natural de Majona al este; el formidable Monumento natural del Lomo del Carretón entre Alojera y Taguluche al oeste; y al sur el Paisaje protegido de Orone y la Reserva natural integral de Benchijigua. El Parque incluye el Monumento natural de Los Roques, con los roques de Agando, Ojila, la Zarcita y Carmona, y los montes de utilidad pública de San Sebastián, Hermigua, Agulo y Vallehermoso.
En mi próximo libro que se publicará dentro de unas semanas sobre “Ecología, cambio climático y sexta extinción”, hago una especial referencia a la declaración de estas áreas y espacios protegidos en aras de conservar las especies y los hábitats más vulnerables, con una reseña singular al Parque Nacional de Garajonay como un espacio natural protegido que, por su especial encanto, ha sido incorporado en 2008 a la Carta Europea de Turismo Sostenible (CETS) de la Federación EUROPARC; y declarado en 2009 Zona de Especial Protección para la Aves (ZEPA), de la Red Natura 2000, según la Directiva comunitaria 79/409/CEE relativa a la Conservación de las Aves Silvestres.
El objetivo de la Red Natura no es crear reservas de vida salvaje en las que esté excluida toda actividad humana sino, al contrario, buscar una relación de armonía y simbiosis entre los ecosistemas naturales y el hombre. En los espacios de la Red se busca llevar a cabo actividades sostenibles desde actividades turísticas y deportivas compatibles con la naturaleza hasta actividades agropecuarias y forestales, de tal manera que se haga compatible la economía de los entes locales con la protección de la naturaleza. De este modo se incrementa la utilidad pública de los espacios naturales y mejora la sensibilidad por conservar la biodiversidad.
Como es sabido, el Parque toma su nombre del alto de Garajonay, el punto más alto de la isla con 1487 m y el caserío del Cedro que es la parte más baja a unos 650 m sobre el nivel mar. El Parque alberga la mejor reserva de laurisilva de Canarias, como una reliquia de los bosques húmedos del Terciario que cubrían prácticamente toda Europa. La laurisilva se caracteriza por un régimen climático uniforme con pequeñas variaciones de la temperatura y con humedad casi constante debida a la lluvia horizontal del ‘mar de nubes’ producidas por los vientos alisios. Esta lluvia horizontal es de vital importancia en las islas para la recarga de los acuíferos subterráneos.
El Parque comprende una diversidad biológica extraordinaria, con 4.182 especies descritas, de las que 1.063; es decir, el 25% son endemismos canarios y 268 son exclusivos de La Gomera, concentrados principalmente en el monteverde y la laurisilva de la zona central de la isla, donde hoy en día se siguen descubriendo nuevas especies como el pico de paloma gomero ‘Lotus gomerythus’. De estas especies, 2.000 son invertebrados. De ellas 577 son endemismos canarios y 227 son exclusivas de La Gomera.
Las especies más representativas del monte verde de la laurisilva son los laureles, viñátigos, tiles, acebiños, durillos y palo blanco. Los componentes principales del fayal-brezal son las fayas y los brezos de porte arbóreo.
La fauna de vertebrados comprende 38 especies entre las que destacan la paloma rabiche (Columba junoniae) y la paloma turqué (Columba bollii), endémicas de Canarias y la chocha perdiz, de distribución más amplia.
Recreación y disfrute turístico del Parque.
Según el Instituto Nacional de Estadística, el Parque Nacional de Garajonay recibe más de 820.000 visitas anuales, aunque esta cifra se ha reducido claramente en el último año debido a la pandemia del coronavirus, COVID-19. La mayor parte de estas visitas proceden de excursiones organizadas desde Tenerife que atraviesan el Parque en autobús con ciertas paradas en miradores y a veces en el Centro de visitantes. En cambio, otra tipología bien distinta es el turismo que pernocta en la isla, mucho más minoritario y procedente básicamente de Alemania y otros países europeos que disfrutan del Parque mediante caminatas por los senderos cuidadosamente señalados. De acuerdo con mi compañera del Departamento la Dra. Villarroya, «este tipo de paseos por el monte reducen los niveles de estrés, moderan la tensión y refuerzan el sistema inmunitario. Países como Japón ya han incorporado esta receta a su sistema sanitario, y los médicos prescriben sesiones de shinrin-yoku -baños de bosque-, para prevenir ciertas afecciones o reforzar tratamientos».
El Parque está gestionado por el Cabildo Insular de La Gomera que ha editado distintas publicaciones que ayudan al visitante a conocer los valores del Garajonay, con el Centro de visitantes de Juego de Bolas que ofrece una amplia gama de medios y servicios de información e interpretación; y el Aula de la Naturaleza en el Caserío de El Cedro, en las inmediaciones del Parque, destinado a la realización de actividades de educación ambiental.