Experimentos científicos en el "Campus Inclusivo"
16 jóvenes con alguna discapacidad o en riesgo de exclusión social participan esta semana en la VII edición de Campus Inclusivo, campus sin límites organizado por la Universidad de Navarra y la Universidad Pública de Navarra
La Facultad de Ciencias se une un año más al programa ‘Campus Inclusivo, campus sin límites’ cuyo objetivo principal es que los jóvenes “con capacidades diferentes” tengan la oportunidad de continuar con sus estudios.
La Facultad de Ciencias ha preparado una serie de experimentos de química y física que los participantes han realizado durante una hora. En el primer ejercicio los alumnos han trabajado con un polímero natural (alginato de sodio) -que se extrae de las algas pardas- y que se emplea en cocina molecular para realizar esferificaciones. Este experimento ha estado pilotado por la profesora Cristina Sola.
“Enseñamos de una manera muy didáctica para que puedan aprender cosas nuevas. Hay ciertas discapacidades que no te limitan a aprender química e incluso te pueden llegar a entusiasmar”, ha destacado Fidel González, doctorando de Química y monitor de estos experimentos.
En el segundo experimento los alumnos han estudiado la capacidad de absorción de los pañales experimentando con un polímero sintético (poliacrilato de sodio).“Se trata de que los alumnos entiendan mejor el mundo en el que estamos a través de los experimentos de química”, ha señalado Max Petitjean, doctorando de Química.
Además los participantes han podido realizar algunos experimentos de física -dirigidos por la doctora Carmen Palacios- entre los que destacan aquellos relacionados con la electroestática, sincronización y mecánica con péndulos y metrónomos, lámpara de plasma o movimientos caóticos.
Por otra parte, Maider Triviño, antigua alumna de Bioquímica, ha colaborado por tercer año consecutivo en esta iniciativa en la que ella misma participó como alumna. “Hace cinco años participé en este campus. Era mi primer año en la universidad y estaba muy perdida”, asegura la joven, con síndrome de Asperger. “Me ayudó. Conocí a mucha gente y ahora es el tercer año que colaboro como voluntaria. Hay personas con síndrome de Asperger que pueden estudiar en la universidad y no lo hacen por no salir de su entorno, pero se puede”, asegura.
Desde el pasado sábado los jóvenes participan en distintas actividades académicas, deportivas, culturales y de ocio y visitan las distintas facultades de los dos campus. Vienen de Navarra, pero también de Valladolid, Madrid, Guipúzcoa, Zaragoza, Granada y de Venezuela, Colombia, Marruecos o Perú. Cada uno con sus particularidades, con distintos grados de discapacidad física o intelectual, con riesgo de exclusión social, pero con un sueño que se puede hacer realidad: estudiar en una universidad.